CENEPAS https://www.cenepas.com Centro de Estudios Psicosociales Aplicados a la Salud Sat, 02 Jan 2021 05:00:47 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.4.15 "Pandemia, Resiliencia y Sentido de Vida" https://www.cenepas.com/pandemia-resiliencia-y-sentido-de-vida/ https://www.cenepas.com/pandemia-resiliencia-y-sentido-de-vida/#respond Thu, 31 Dec 2020 20:13:05 +0000 https://www.cenepas.com/?p=3084 Cerrar este 2020 es una perfecta oportunidad para llevar a cabo una reflexión acerca de lo vivido este año, la resiliencia y el sentido de vida. Los invitamos a leer esta publicación en nuestro blog.

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Pandemia, Resiliencia y Sentido de Vida

Comenzó las primeras semanas de enero, cuando empezamos a escuchar que una nueva enfermedad adquiría la denominación de "epidemia" en China; sin embargo, la lejanía con aquel país nos hacía ingenuamente pensar que estábamos protegidos de la amenaza.  Sin embargo, muy pronto la situación comenzó a causar preocupación a nivel mundial; y, en los meses que siguieron, comenzamos a vivir algo que jamás habríamos podido anticipar o imaginar.

Una peligrosa amenaza estaba al acecho, la cual obligaba a confinarnos en absoluto aislamiento y a apartarnos de tajo del contacto humano y social. En un inicio, pensábamos que sólo duraría unas cuantas semanas y todo volvería a la “normalidad”. Sin embargo, cuando eso no sucedió, la situación generó que comenzaran a gestarse múltiples preguntas; nos hizo mirar más de cerca lo que estaba ocurriendo, reflexionar acerca de maneras en que cada uno podíamos enfrentarnos a esta situación; así como formas de apoyar a los demás desde nuestra respectiva área de conocimiento o experiencia.

También nos llevó a reconocer y validar el temor, la preocupación e incertidumbre y la ansiedad propias de una emergencia de esta magnitud; así como a comenzar a enfrentarnos a diversas pérdidas y a ser también testigos de ellas a nuestro alrededor.

¿Por qué nos estaba ocurriendo esto? ¿Qué teníamos que aprender de esta situación? ¿Cómo se suponía que debíamos actuar?, fueron algunas de estas preguntas. Si bien algunas de ellas tal vez no tuvieron una respuesta del todo clara o inmediata, estas preguntas planteaban una importante autorreflexión.

Aunque sabemos que en general, a todos nos tomó por sorpresa una situación tan atípica como ésta; no nos queda duda, de que las experiencias vividas y la capacidad de resiliencia de cada persona; han marcado la diferencia en el afrontamiento de esta crisis.

Muchos de nosotros, a lo largo de los años, dentro de nuestra historia profesional, hemos visto muy de cerca el sufrimiento, temor, angustia e incertidumbre que una enfermedad puede generar en las personas que la padecen y sus familias. También hemos sido testigos de lo desgarrador de las pérdidas y las despedidas y lo que significa acompañar en el proceso.

Muchos también hemos vivido experiencias personales que en algún momento pusieron a prueba nuestra capacidad de resiliencia e hicieron surgir nuestros mejores recursos de afrontamiento, como si de alguna manera “la vida nos hubiera preparado y dado poderosas herramientas a través de estas experiencias, para lo que viviríamos este año”.

Precisamente la palabra "resiliencia", surge de una propiedad de los metales, los cuales, cuando son sometidos a grandes montos de presión y temperatura, son capaces de cambiar su estructura interna y ser más flexibles, sólidos y “resilientes”.

Por lo tanto, el significado de “resiliencia” tiene que ver con esa capacidad de cada persona para hacer frente a las adversidades; transformar el dolor en fortaleza; salir fortalecido (a) de la situación, e incluso con mayor sabiduría adquirida a través de las vivencias que nos toca enfrentar.

Es entonces que, a través de la adversidad y trauma, las personas también pueden adquirir aprendizajes y construir a partir de tales experiencias, incluso a través de las pérdidas; a esto se le conoce como “crecimiento postraumático”.

El crecimiento postraumático, genera un cambio interno que se gesta a través de dichas experiencias; y el cual, si es adecuadamente reconocido y valorado; resulta de gran utilidad para brindar apoyo desde la empatía, a quienes están enfrentando cualquier situación adversa.

Tal vez algunas de las enseñanzas más grandes de esta pandemia, han sido las de valorar lo que es realmente importante en la vida; el valor de cada persona por su propia esencia, por sus cualidades intrínsecas y no por aquello que posee o el poder que puede tener; a valorar cada instante y cada momento; a agradecer por todo lo que tenemos; y al hecho de que incluso en una crisis de esta naturaleza; hay cosas valiosas que no pueden sernos arrebatadas como: la empatía, la solidaridad, nuestros conocimientos y experiencia, el amor y la esperanza.

Pero entonces, ¿Cómo subsistir en una situación tan crítica, ¿Cómo mantener el ánimo en el día a día y las ganas de seguir adelante?

Estas fueron algunas de las preguntas más planteadas y para las que la respuesta siempre nos pareció muy clara:  a través del “sentido de vida”.

Quien tiene un sentido de vida, tiene una inspiración, una pasión, vocación y propósito que lo impulsa a luchar; a sumar esfuerzos en favor de una meta o de un bien común; a interceder por los demás, servir a quien más lo necesita y ser instrumentos para brindar beneficios a quienes nos rodean; es entonces, que todo tiene sentido y que, como acertadamente lo decía Víctor Frankl: “Quien tiene un porqué para vivir, es capaz de soportar cualquier cómo”.

Recordémonos a nosotros mismos, que aún en las peores catástrofes de la humanidad; aquellos que encontraron un sentido en la adversidad, fueron quienes pudieron subsistir e incluso sobrevivir.

Todo pareciera conectado: una crisis que puso a prueba nuestras habilidades de afrontamiento; la capacidad (como el metal) de moldear nuestra consistencia interna para adaptarnos a las circunstancias; y el reconectarnos con nuestro sentido de vida, o bien, ser capaces de encontrarlo aún en la adversidad o a través de esta.

Con esta reflexión quisimos dar cierre a este año y les enviamos nuestro agradecimiento por todo lo compartido; así como nuestros mejores deseos para el año que está por iniciar, deseando que sea uno muy próspero.

Atentamente,

María Fernanda Busqueta Mendoza

Directora General del Centro de Estudios Psicosociales Aplicados a la Salud-CENEPAS

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"Mi primer encuentro con el cáncer infantil" https://www.cenepas.com/mi-primer-encuentro-con-el-cancer-infantil/ Tue, 01 Sep 2020 19:52:00 +0000 http://dev.danphilibin.com/wordpress/?p=22 El primer encuentro con el cáncer infantil es uno que nunca se olvida y que marca la vida profesional de quienes decidimos dedicarnos a trabajar por esta causa.

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Por: María Fernanda Busqueta M.

Estamos iniciando Septiembre, el también conocido como mes dorado alrededor del mundo, lo que significa: "el mes de concientización del cáncer infantil". Hace 14 años tuve mi primer encuentro con esta enfermedad; sin duda, nunca estamos listos para escuchar ambas palabras juntas o incluso comprender que un niño pudiera padecerla. Me topé con una realidad que cambió mi vida y mi visión de la misma para siempre.

Tuve la fortuna de tener mi primer encuentro con esta enfermedad a través de los ojos un pequeño niño de 8 años, que desde el momento que lo conocí, me invitó a entrar en su vida y acompañarlo en su última fase de tratamiento, o al menos eso pensábamos.... Me enseñó que aún con esta enfermedad, tenía una capacidad admirable de resiliencia y de hacer uso de diferentes estrategias como la fantasía y el juego para hacer frente a todo lo que estaba viviendo; cada intervención, cada actividad, cada momento de juego compartido, parecían oportunidades interminables de aprendizaje de como un niño, aún en las circunstancias más adversas, era capaz de hacer sentido a lo que estaba viviendo, de comunicar sus sentimientos a través del arte, del juego, de la narrativa en sus representaciones lúdicas y de compartir todo esto conmigo para ser yo quien pusiera en palabras lo que él comunicaba en el juego, validar sus sentimientos y representar a esa figura constante y segura con la que podía compartir y expresar cualquier tema, duda, inquietud o temor de forma libre.

Me sorprendía la capacidad que él tenía para sintonizarse conmigo precisamente a través de esta maravillosa actividad (el juego) y el intercambio que siempre tuvimos a través de la misma.

Recuerdo muy bien la alegría que sentí el día que terminó su tratamiento y lo cual mereció una muy significativa celebración y diploma de reconocimiento; sin embargo tampoco olvidaré que días previos, precisamente a través del juego, me había expresado "los sentimientos encontrados" que sentía ante la conclusión del tratamiento y lo cual me hizo comprender que los niños, niñas y adolescentes que padecen esta enfermedad, también sienten temor incluso en esta etapa, por la incertidumbre de lo que pueda deparar el futuro, porque cuando dejan de recibir tratamiento, sienten que ya no están bajo la misma vigilancia que antes y temen que la enfermedad regrese; todo ello, aunado a las pérdidas que implica separarse de las personas y profesionales que los acompañaron en el hospital por tantos años, despedirse de algunas ganancias secundarias que la enfermedad trajo consigo , así como el temor ante su reinserción a los ámbitos social, familiar y escolar.

Meses pasaron y recuerdo muy bien una visita sorpresa que me hizo un día que tuvo que acudir a una revisión y corriendo hacía mi muy emocionado me dio uno de esos abrazos que no se olvidan y  desde luego atesoré aquel bello momento.

Al poco tiempo sin embargo, las cosas cambiaron radicalmente y me topé con una de las más duras realidades del cáncer infantil: la recidiva de la enfermedad o recaída. Confieso que fue muy difícil de creer, ya que se me había dicho que el cáncer en niños era curable, pero nadie me habló de esta otra dura realidad. Se trataba de los primeros años de mi ejercicio profesional y sin duda no estaba preparada emocionalmente para lo que siguió...; ese pequeño niño lleno de energía y vitalidad teniendo que lidiar de nuevo con esta desalmada enfermedad que esta vez había regresado más agresiva y no daría tregua. No estaba lista para despedirme de la personita que tanto me había enseñado, que me había hecho crecer enormemente como ser humano y como profesional, con la que compartí tantos momentos interminables de juego, recordándome a mi niña interna vinculándose con él a través del juego y al servicio de un juego terapéutico y tan simbólico. 

El peor sentimiento fue saber que no podía cambiar la situación, pero tenía claro que lo acompañaría en esa última etapa como lo había hecho desde el momento que lo conocí. Hasta hoy puedo decir que ha sido uno de los momentos más dolorosos y que más me han confrontado con la realidad de esta despreciable enfermedad. 

14 años después, agradezco tanto haberlo conocido y la manera en en que sus enseñanzas y vivencias trascendieron para ayudarme a brindar el mejor apoyo a otros pacientes, ya que después de él, conocí a muchos otros niños, niñas y adolescentes que se enfrentaban a la enfermedad y pude entender mejor por lo que estaban pasando y como identificar mejor sus necesidades.

Aunque a lo largo de los años, he tenido que enfrentar otras dolorosas despedidas de esos maravillosos seres y cada uno me ha dejado interminables enseñanzas y enseñado el significado del agradecimiento, el amor y la resiliencia, así como de lo que verdaderamente es importante en la vida; afortunadamente, también pude ser testigo de como muchos pacientes lograron salir adelante y remitir, lo cual hizo que mantuviera la esperanza en que algún día esta enfermedad será curable para todos los niños; hoy tengo más que claro, que en cualquiera de los dos escenarios, el trabajo que brindamos los psicólogos además de ser fundamental para los pacientes pediátricos que son diagnosticados con esta enfermedad y para sus familias, nuestros servicios son altamente valorados por todos a quienes se los brindamos incluso muchos años después, y esa es la mejor satisfacción y la razón que nos hace seguir trabajando desde diferentes frentes en favor de esta causa.

A la vez es necesario seguir alzando la voz para poder vencer todos los obstáculos a los que hoy en día siguen enfrentando los pacientes y familias ante esta enfermedad como el desabasto de medicamentos, la falta de acceso a servicios de salud y atención especializada ante esta enfermedad, así como encaminar acciones para favorecer la detección oportuna y destinar mayores recursos a la investigación en cáncer infantil.

Dedico este artículo a J.E. y a todos los niños, niñas y adolescentes a los que he tenido la fortuna de conocer y acompañar en estos 14 años de carrera, ya que el mayor aprendizaje que he consolidado ha sido sin duda gracias a todos ustedes. 

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